Conmemorando la lucha por los derechos de las Mujeres Afrodescendientes contra el racismo y el sexismo

Mensaje por el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer

3/9/20244 min leer

En América Latina existen más de 200 millones de personas que se autoidentifican como afrodescendientes, de las cuales más de 95 millones somos mujeres. No obstante, para las niñas y mujeres afrodescendientes, la condición racial y de género les ha colocado en una clara desventaja socioeconómica, política y cultural a lo largo de su historia. Por lo que, como sociedad es necesario reconocer la existencia estructural de condiciones que subordinan, excluyen, violentan, estereotipan o discriminan a las mujeres afrodescendientes.

La proclamación del Decenio Internacional de los y las Afrodescendientes es consecuencia de un largo proceso de lucha de los movimientos sociales y organizaciones de todo el mundo. La Conferencia de Durban fue el escenario propicio de una etapa histórica importante de integración de los pueblos afrodescendientes en donde las mujeres reivindicaron sus derechos ancestrales.

En esta materia las mujeres afrodescendientes tenemos mucho que decir, como custodias de la cultura y la ancestralidad. Este sentido de lucha para conservar y preservar la propia identidad, sirvió como puente para concretar compromisos y obligaciones de los mismos Estados, que hoy se traducen en conquistas sociales y el reconocimiento de algunos derechos.

No obstante, pese a los esfuerzos para garantizar que existan políticas orientadas a atender las desigualdades que enfrentan los pueblos y comunidades afrodescendientes, estas carecen en muchas oportunidades de una perspectiva interseccional y de género que atienda las particularidades y desafíos que enfrentan las niñas, adolescentes y mujeres afrodescendientes frente el ejercicio pleno de sus derechos humanos.

Esta situación es particularmente crítica, al encontrarnos que las mujeres afrodescendientes se enfrentan a formas múltiples de discriminación por motivos de su raza, etnia y género. Asimismo, sobre la existencia de factores diferenciadores que impactan sus vidas y que, se encuentran asociados a la falta de oportunidades en la educación, el empleo digno y de calidad, el acceso a los servicios de salud, particularmente aquellos vinculados a la salud sexual y reproductiva; la vivienda y el acceso a servicios de infraestructura, la pobreza y violencia de género, las cuales tienden a limitar su autonomía física, política, económica, social y cultural.

Este 8 de marzo en el marco del Día Internacional de las Mujeres, así como en el marco del Día Internacional por la Eliminación de la Discriminación Racial es imperativo que reflexionemos sobre la situación particular que enfrentan las mujeres afrodescendientes y que demandemos con mayor urgencia, que los Estados adopten medidas concretas mediante la aprobación y aplicación efectiva de marcos jurídicos nacionales e internacionales y de políticas y programas de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia a que se enfrentan las mujeres afrodescendientes; para así, transformar la realidad de racismo, sexismo y exclusión que les impacta día a día.

Estamos conscientes de que la discriminación estructural que prevalece en todas nuestras sociedades y formas de organización, representa una clara limitación para la autonomía y empoderamiento de las mujeres, y en particular para las mujeres afrodescendientes. De ahí el reiterado llamado a contar con información estadística confiable que dé cuenta acerca de la situación real que viven las mujeres afrodescendientes.

También es necesario que las políticas públicas, presupuestos, planes y programas cuenten con una perspectiva de género e interseccionalidad en su formulación e implementación, para que las mismas tengan en cuenta las necesidades y realidades específicas de las mujeres afrodescendientes en todas las esferas de su vida.

Asimismo, se requiere fortalecer el liderazgo de las mujeres afrodescendientes y garantizar su participación en espacios de representación política y la toma de decisiones. Esto es fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.

Es tiempo de demostrar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible son un compromiso real con las mujeres afrodescendientes. La Agenda 2030 no puede ser una promesa más que no será cumplida, como tantos documentos y declaraciones que se han convertido en letra muerta. Es necesario hacer un llamado a la acción urgente, porque es inaceptable que la expectativa de vida de las mujeres afrodescendientes sea menor.

La realidad actual nos obliga a trabajar en unidad, porque la realidad de los pueblos afrodescendientes se repite. Está presente cuando vemos las altas tasas de pobreza, desempleo o criminalidad que involucra a jóvenes afrodescendientes en nuestra región. O cuando jóvenes afrodescendientes son asesinados diariamente en Brasil y en Colombia. O cuando las mujeres afrodescendientes mueren en el parto por falta de acceso a servicios de salud o controles prenatales o post parto.

Se requiere de medidas urgentes que eliminen las altas tasas de embarazo en la adolescencia, mortalidad infantil y mortalidad materna que enfrentan hoy nuestras niñas, adolescentes y mujeres afrodescendientes.

Se requiere que las mujeres afrodescendientes accedan a los espacios de toma de decisión desde lo local, lo nacional, en el Sistema de Naciones Unidas, en nuestros sistemas electorales, gobiernos, parlamentos, entre otros.

Asimismo, es necesario que las mujeres afrodescendientes puedan contar con acceso a tecnologías y recursos financieros para el desarrollo de emprendimientos, como el Fondo de Desarrollo de los y las Afrodescendientes o la Banca Global para las Reparaciones.

Las mujeres afrodescendientes debemos estar al frente de los espacios de toma de decisiones, para poder hacer seguimiento a los compromisos internacionales, para poder plantear nuestras preocupaciones, demandas y estrategias, y para avanzar en el reconocimiento de nuestros derechos. También debemos ser parte del debate sobre cambio climático y protección del territorio, porque los impactos son inminentes en nuestras comunidades y nos afectan directamente.

Como mujeres afrodescendientes debemos tener derecho a vivir una vida libre de violencias, tener acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, acceso a vivienda y empleo digno. Las mujeres afrodescendientes debemos estar presentes en el reconocimiento, la justicia y el desarrollo.

Como mujeres afrodescendientes merecemos los mismos derechos y las mismas oportunidades, debemos acabar con las brechas de desigualdad que impiden el pleno ejercicio de nuestros derechos humanos.

El actual Decenio plantea muchos desafíos para las mujeres, por lo que sigue siendo importante la articulación que se genere a nivel de la región con actores estratégicos como la Sociedad Civil, Estado y Organismos Internacionales; con el propósito de que se logren trazar metas claras que permitan mejorar la calidad de vida de las niñas, adolescentes y mujeres afrodescendientes.

Hoy más que nunca necesitamos acciones concretas que permitan la incorporación de las mujeres afrodescendientes en la economía del presente y del futuro. Porque necesitamos garantizar que las mujeres afrodescendientes seamos protagonistas de nuestra historia y tejedoras de nuestro futuro.

Epsy Campbell Barr

Fundadora y Directora de la Coalición Global contra el Racismo Sistémico y por las Reparaciones

¡ACCIÓN YA CONTRA EL RACISMO SISTÉMICO QUE VIVEN LAS MUJERES AFRODESCENDIENTES!

Una lucha para ACTUAR – exigir JUSTICIA – ESCUCHAR-RESPALDAR y REPARAR.